Un hombre de Auckland hamostrado su enfado después de que un bar del centro de la ciudad no le haya dejado entrar por su «exceso» de edad.
Garth Tomas tiene 42 años y le avisaron en la puerta del establecimiento que el límite de edad eran 38. Ahora ha puesto una queja en la Comisión de Derechos Humanos.
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